viernes, 18 de diciembre de 2020

Y llegó Alicia

 Alicia nació arropada por un manto de la luna más llena que se recordaba en años. Abrigada por el dulce cantar de dos estrellas risueñas y mecida por la fina piel de una brisa de primavera. 

Alicia no sabía que era amor lo que sentía en cada uno de los abrazos en los que se dormía. Desconocía que las gotas que adornaban su espalda eran lágrimas de una felicidad que llevaba años soñándola. Ignoraba que era su olor a estar libre de pecado lo que alimentaba el amor de su viejo guardián. 

Alicia viajaba en cada sueño impulsada por las alas de un viejo deseo. Acariciaba con sus diminutas manos las largas barbas del primario sentimiento que despertaba y los mejores deseos procesionaron para aullar al infinito que jamás la dejaría sola. 



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