lunes, 28 de diciembre de 2020

Paloma

 Paloma siempre soñó con príncipes azules, con inmensos castillos y con un festín de perdices. Cada noche se acostaba sintiéndose una dulce princesa que tendría una vida de ensueño y que todo sería fácil y entrañable. 

Los años pasaron y en el precioso oleo que era su vida, unos nubarrones negros empezaron a aparecer. Alguna injusticia disfrazada de costumbre la maltrató por su género y comenzó a no comprender. 

La infancia empezaba a ser un bonito recuerdo de la ignorancia extrema. Paloma se encontró con el hastío hacia una sociedad que la menospreciaba, que la infravaloraba por su condición de mujer.

Hacía mucho tiempo que dejó de creer en príncipes azules; ella era su principal amor. Hacía lustros que dejó de soñar con castillos precioso; prefería construir su propia morada sin ningún lujo, pero fabricada con su propio esfuerzo. Dejó de esperar a que la rescatasen y pidiese matrimonio rodeada de felices animales del bosque; ahora era ella la que salía en busca de aventuras para así convertirse en su propio héroe. 

Paloma cambió empujada por la injusticia. Paloma se sintió humillada por el menosprecio de unos pocos. Paloma se reveló y luchó contra unos estereotipos injustos que la lastraban. Paloma es un ejemplo para aquellas mujeres que no se rinden. 



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