- ¿Por qué tienes tantas cicatrices?
- Porque la vida no es sencilla. Pone pruebas que tenemos que superar para así hacernos mejores y más fuertes.
- ¿Te duelen?
- No, ya no. Se han convertido en recuerdos que visito cada vez que se me olvida cómo he llegado hasta aquí.
-¿Quién te las hizo?
- Ya no lo recuerdo porque no hay que vivir con rencor. Cada persona que se cruza en tu camino será por y para algo. No importa quién, lo que importa es para qué está ahí.
- ¿Tú has dejado cicatrices?
- Sí. Pero solo las necesarias. Así, cuando haya pasado el dolor y vaciado el rencor, agradecerán la lección aprendida.
¿Y yo tendré cicatrices?
- Sí. Y debes alegrarte por ello. La vida está para ser vivida y conlleva unos riesgos que no te costará pagar.
- ¿Y si me hacen una herida y me duele, cómo sé como debo actuar?
- Es difícil porque el dolor no te deja ver con claridad y ensucia tus sentidos. Mantén la calma y encuentra el sentido de aquella herida.
Respira profundo y escucha dentro de ti. No te dejes llevar por el instinto, a veces es traicionero.
- ¿Cuándo dejaré de aprender?
- Nunca. En este mismo instante estoy aprendiendo de ti. De lo maravillosa que es la inocencia y la energía tan pura que tienes. Si alguna vez crees que lo sabes todo, mira tus cicatrices. Ellas opinarán lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario