domingo, 26 de abril de 2020

Mi pesadilla

Cansado, suspiraba por poder acostarme y descansar de un día bastante agotador de trabajo. Preparo la cama para acostarme y me dirijo al pasillo para apagar la luz. Con la tranquilidad de la rutina pulso el interruptor y allí, plantada en mitad del pasillo, una figura humana me observaba abrigado por la oscuridad. No pude evitar soltar un grito de terror. Volví a encender la luz.

Había desaparecido. Miré a un lado y a otro y nada. Ni rastro de aquella figura. Buscando lógicas en mi cabeza que arrojasen una explicación, intenté tranquilizarme. Mis manos aún temblaban. Volví a pulsar el interruptor...

¡Y allí estaba de nuevo! Pero esta vez estaba más cerca. Quise salir corriendo pero la puerta a la calle estaba al otro lado del pasillo. Casi sentado en el suelo le volví a dar al interruptor desapareciendo así la figura amenazadora.

Con las lágrimas saltadas y sin poder controlar el temblor, miraba por todo el pasillo sin pestañear. Sin duda había alguien,quise salir corriendo, pero tenía miedo a que me abordase en el pasillo. Quise coger el móvil, pero estaba cargando en el salón. Encerrado e incomunicado, le volví a dar al interruptor...

Y allí, plantado en mitad del pasillo, aquella figura oscura y rebosante de maldad. Esta vez pude oír su respiración, parecía la de un animal. Volví a encender la luz y sin ninguna lógica, volvió a desaparecer.  La volví a apagar y...¡ESTABA A TAN SOLO DOS PASOS DE MI!

Corriendo me metí en la cama dejando las luces del pasillo y la lámpara de mi mesita encendidas. Lloraba como un niño y solo podía decir "¡No por favor!" Me di cuenta que me había orinado encima. Con absoluto terror, vi como la luz del pasillo de apagaba sola y la figura emergía en el marco de la puerta de mi dormitorio. Me metí debajo de las sábanas buscando un refugio donde no lo había.

Solo escuchaba silencio. Ni el más mínimo movimiento se adivinaba tras aquel muro que eran mis sábanas. Empecé a sentir curiosidad por si se había ido, incluso empecé a pensar si había sido una pesadilla. Poco a poco empecé a asomar mis ojos y con alivio pude ver que no había nada en la puerta. Me destapé un poco más para ver mejor.

Pero volví a escuchar aquella respiración animal ¡Estaba en la mesita! Con ojos inyectados en sangre, una mandíbula grotesca con enormes dientes y saliva que caía empapando el suelo y unas garras afiladas que envolvían la mesita. lentamente acercó una garra hasta el interruptor de lámpara y sin dejar de mirarme la apagó...

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