miércoles, 5 de agosto de 2020

Desenterrando sueños

Sin volver a crecer en una orilla abandonada, mi flor se seca. Sin un aliento que le susurre a lo eterno que fue bendecido por tu aliento, esbozo una sonrisa. Encuentro cuentos de hadas oscuras en los posos de una copa de vino y ensalzo la vehemencia de una locura marchita que sin duda nadie se explica cómo ha llegado hasta aquí. 

Debo creer que no fue un sueño. Debo creer que todo fue cierto. Debo subir a lo más alto de la cordura y lanzar a los cuatro vientos aquello que multiplica lo ideal de un deseo y acuna a la fantasía para que siga produciendo los más profundos anhelos que en mi vida habita.

Levanto el polvo de un pasado deshecho con cada paso hacia la realidad. Algunas tormentas de lágrimas no me dejan descansar y en un resquicio de la memoria he guardado lo que debía abrazar. 

Cada esencia me exige su permanencia. Abordado por la sensación de que nada va bien, lo único cierto es que tú eres la artista que dibuja sonrisas en mi cara. Fiel pincel de dulce sabor que aguanta un maratón sin doblarse. 

Acuno al ave fénix que quiere dormir en mis brazos. Cómo hacerlo sonreír si nunca ha dejado de ser feliz. Repito frases dictada por el alma famélica que solo se alimenta de miradas en el espejo. 



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