viernes, 21 de agosto de 2020

Tragando saliva

El tiempo se fijó en mí y yo no supe que decir. Murió entre mis manos aquel instante regalado y de nuevo lo despedí en la distancia. Entre lunas nace un anhelo y lo guardo entre mis tesoros esperando que la realidad lo reclame.

En algún Dios me he inspirado pero lo acabo sacrificando ante mí necesidad. Nunca he viajado a lomos de la incoherencia que se enfrenta a la verdad de mis sentidos.

Limpiando la alacena de viejos sentimientos, escucho la voz de un desconsuelo suplicar un oído al que llorarle. Eran las certezas de un adolescente valiente que simplemente se durmió. Despertando en un mundo desconocido y con la sonrisa de la ironía en la cara de la sabiduría.

Resaca de la verdad que cansada de gritar se ha dado por vencida. Ya no hay nada que perder, solo una vida desganada. Ensuciada en mil batallas nadie se fijará en la derrota que siente en su interior el gran vencedor. 

Gotas de realidad ocultadas para seguir creyendo en preciosas mentiras. La normalidad nunca fue llevada a juicio y tan solo el premio de una vida que no será peor es bien recibido. 

Pero nunca fue suficiente tener mucho pero si no cubre necesidades. Agonía del sabio que desesperado no sabe cómo decir que es tu vida la que estás viviendo, no dejes que otros la gobiernen.

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