Discutí con el pasado, que no deja de arrojarme errores sin piedad. Da igual lo mucho que corra, lo mucho que me esconda, siempre me encuentra y cada vez grita más. Discutí con el presente por no querer mirar. Olvida el camino trazado y siempre duda al caminar. Tiempo perdido hipnotizado por las musarañas o carreras vertiginosas cuando más despacio se debe respirar. Discutí con el futuro que siempre se burla de mi. Me muestra sueños de fácil conquista para luego empinar el camino y hacer más dura la caída.
Perdoné al viento que se llevó tus palabras y solo me dejó silencio. Me arropó en un abrazo sin cuerpo y comprendí que vivía en el recuerdo. Perdoné a la ironía por usarme como juguete. Siempre mostrando las dos caras de la moneda que sin vehemencia hace estragos en mi agitada paciencia. Perdoné a la mentira, que entierra a la verdad silenciando sus latidos. Pero nunca más volverá a tener tanto poder como para poder reinar.
Saludé a la victoria de una dura batalla en la que mis miedos por fin perdieron terreno ante el deseo. Glorioso triunfo bañado con la alegría de la ilusión. Saludé a las heridas que la satisfacción cura cerrando las puertas a un dolor que no es bien recibido. Saludé a mi reflejo en el espejo al que por fin reconozco. Dejo de preguntarle sin respuestas y solo asiento convencido que se va a quedar mucho tiempo.
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