Siéntate a mi lado, en el sitio de siempre, y descarga la pena que tú rostro arrastra, que mi fuente está lista para llenarse de tus lágrimas. Suelta el pesado equipaje que el destino ha depositado en tu dolorida espalda y por un segundo siente la ingravidez de mis palabras.
Deja de mirar eternos fantasmas que amenazan tu vida y mira tú presente dolorido. Que él te está gritando que necesita tu ayuda y tú solo piensas en lo eternidad de lo divino. Regresa de tu viaje por las estrellas que el suelo es tu destino y acumula disfraces en la alacena que solo con tu piel serás bien recibido.
Una tras otra las defensas van cayendo. Aquellas que servían a una derrota programada, aquellas que saben que se han equivocado. No debes nada a nadie pues nadie hizo nada. Siéntete orgulloso de tus logros pues murieron con la ausencia de ayuda y vuelve a empezar a caminar de cero que solo es el barro el que te ralentiza.
Cierra los ojos y traga el veneno. Que ya eres inmune a la traición del universo y aún no has descubierto cual es tu mayor fortaleza. Aplica tus sabios consejos en tus profundas heridas que las lágrimas se secan al sol de la esperanza y tu sonrisa marca mi nuevo amanecer.
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