lunes, 24 de agosto de 2020

La gran batalla

Había una vez un soldado que desde muy joven tenía claro cuál era el sentido de su vida. Prepararse para la batalla. Se levantaba con la llamada de los primeros rayos de sol y no paraba de entrenar hasta que sus ojos solo veían oscuridad. 

Con su mente siempre centrada en su único objetivo, cuidaba su cuerpo con una severa dieta que lo haría más fuerte y rápido. No le importaba el sabor. Solo que cubriese las necesidades que su cuerpo tenía.  

Los años pasaban y esa gran batalla nunca llegaba. Perdió al amor de su vida, se cansó de  esperarlo, agotada de compartir su vida con la soledad. Perdió a los amigos, que un día lo dejaron de saludar. Perdió su juventud, divino tesoro que nunca es apreciado hasta que desaparece. 

Los habitantes de su aldea le empezaron a perder el respeto a las arrugas que surcaban su rostro. El soldado quería cicatrices de una gran batalla, sin embargo solo tenía cicatrices producidas por el tiempo. Pero el viejo soldado seguía firme en su rutina de alimentación y de entrenamiento.

Un día, sin previo aviso, su cuerpo se rindió. Cayó al suelo sin remedio y se golpeó fuerte en la cabeza volviéndose todo de un mismo color. Despertó en una cama donde un médico no dejaba de mirarle la herida en la cabeza. 

 - No necesito sus cuidados doctor. Debo seguir entrenando. 
 - ¿Entrenando para qué?
 - Debo estar listo para la gran batalla. 
 - ¿Cómo es esa batalla?
 - Será una batalla dura en la que no habrá piedad. No hay lugar para el miedo porque es mucho lo que hay en juego. No hay que mirar atrás, pues eso solo puede distraer los sentidos hacia el único objetivo, la victoria. 
 - ¿Y si nunca llega esa batalla?
 - ¡Todo el mundo me dice lo mismo! Habría sacrificado mi vida para nada. He perdido a mi familia, amigos y el amor. Lo he dado todo por un sentimiento muy profundo. Debe haber batalla, ¡Tiene que haber batalla! - gritó el viejo soldado mientras una insolente lágrima cargada de impotencia mojaba las arrugas de su cara. 
 - No se preocupe, le contaré un secreto que solo sabemos usted y yo. El golpe en la cabeza ha sido muy grave, no puede mover sus extremidades y ha perdido mucha sangre... Enhorabuena soldado, está usted ante su gran batalla.

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