domingo, 2 de agosto de 2020

Miedo de cartón

El miedo le arrebató la sombra a la noche. Nacho soñaba con la felicidad desde el más absoluto pánico. Incesante era el monstruo que lo perseguía y lo hacía temblar.

De silueta oscura, un gigante de ojos verdes lo acosaba sin cesar. Un día tras otro, no era forma de vivir, no dejaba de sufrir.

Escondido entre los escombros de su soledad, Nacho recordaba la primera vez que lo vio. La negación resonó en su cabeza y la creencia de poder cortar en cualquier momento le sirvió de fantástica ilusión.

Pero Nacho ya no podía más. Quería dejar de temblar, de hablar con voz quebrada, de no ser feliz. La decisión no implica la ausencia de miedo y Nacho tuvo que luchar ferozmente contra sus instinto de salir corriendo. 

Cada vez más grande, cada vez más fiero. El monstruo se dirigió hacia Nacho con terrible estruendo. Solo un paso atrás lo recibió, pero enseguida Nacho golpeó con toda la inferioridad que había sentido durante tantos años...

Y el monstruo se derrumbó. Nacho pudo ver que estaba hecho de cartón, un miedo débil y sin razón lo había estado consumiendo. Un miedo que podría haber derrumbado en cualquier momento. Un miedo que no era para tanto.

Nacho sintió vergüenza de haber estado sometido sin razón. De no haber encontrado la valentía antes.  De haber dejado de ser él. Su vida ha cambiado y por fin ha retornado a la senda de la felicidad.

¿Y tus miedos, de qué están hechos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario