sábado, 31 de octubre de 2020
Dos corazones y el mar
Abuelo
El pequeño Pablo se sentía cohibido por tanta gente mayor con rostro serio, por tanta lágrima en el rostro pétreo de su padre y por aquel olor tan rancio del hospital. Sabía que algo pasaba cuando llevaba tantos días sin ver a su abuelo. Con él pasaba las tardes cada día desde que había nacido y ya nunca iba a su casa.
Su madre lo cogió del hombro y le preguntó si quería ver al abuelo. Él asintió sin pronunciar palabra. No se atrevió a hablar. La puerta de la habitación 17 se abrió y allí estaba su abuelo, acostado en una enorme cama y abrazado por máquinas que no dejaban de pitar y encender y apagar luces.
- Hola campeón. ¿Cómo está mi niño favorito? - dijo el abuelo mientras la madre se marchaba cerrando la puerta para dejarlos solos.
- Hola abuelo. ¿Qué te pasa, por qué estás en esa cama?
- Estoy malito y me tienen que cuidar.
- ¿Te vas a morir? - preguntó Pablo con la sinceridad que solo un niño puede tener.
- Así es Pablo. Estás aquí para que nos podamos despedir - a Pablo le gustaba hablar con su abuelo porque era el único que no le mentía y le decía las cosas de forma que lo pudiese entender. Pablo empezó a llorar - No quiero que estés triste mi niño. He tenido una vida muy larga y agradezco poder recordar a todos y cada uno de mis seres queridos. Ahora Pablo, quiero que me escuches atentamente, quiero darte unos consejos que te servirán toda la vida.
- Abuelo, no quiero que te mueras - dijo Pablo llorando.
- Sé fuerte cariño, supera todas las adversidades y que la debilidad no se apodere de tí; pero que no te impida llorar. Se noble, la justicia es la luz que guiará tu camino alejado del precipicio de la vanidad. Nunca abuses de tu poder, habrá gente que dependa de tí y debes ser un guía en su camino, no convertirte en un trauma que hará una mueca en su piedra de miedos insuperables. Trata a tu pareja como te gustaría que te tratasen a tí. Debe ser una extensión de tu cuerpo y no una boya donde descargar toda tu ira para mantenerte al flote. Busca la amistad verdadera y cuídala. Es un tesoro difícil de encontrar pero que solo te puede reportar beneficios a tu alma. Ahora sal ahí fuera, donde te espera la vida y haz que me sienta orgulloso de ti.
Pablo salió con lágrimas en los ojos. Nunca más volvería a ver a su abuelo. Pero estaría presente en cada una de sus decisiones
jueves, 29 de octubre de 2020
Un corazón en la guerra
miércoles, 28 de octubre de 2020
El fabricante de sueños
Lolo miró a su alrededor y vio a todo el mundo entretenido con sus sueños. Algunos más grandes, otros más valiosos. Unos más efímeros y otros muy cercanos. Pero él no tenía ningún sueño entre sus manos. Intentó conseguir alguno de sus amigos que ya no quisiesen, pero los sueños son algo demasiado personal y nadie se deshace de ellos.
Lolo decidió contar su enorme problema a la persona más sabia que conocía, su abuela. Recibido a besos como siempre, le contó su problema sin ambages. Su abuela lo abrazó y le dijo que debía viajar a tierras lejanas, allí donde los sueños se fabricaban. Sin saber muy bien de lo que hablaba, escuchó la historia sobre una lejana montaña donde residía el fabricante de sueños.
Con dudas pero con la certeza del destino correcto, Lolo puso rumbo a sus pasos y después de mucho sufrimiento llegó a la cima de aquella escarpada montaña. Abrió la enorme puerta y un golpe de tremendo calor, provocado por las incontables fraguas que allí funcionaban, aturdieron a Lolo. Encontró a un menudo hombre corriendo de un lado para otro moviendo palancas, pulsando botones y mirando niveles. Lolo se acercó y el menudo hombre dió un respingo ya que estaba tan centrado en su trabajo que no se había dado cuenta de su presencia. Sin dejar hablar a Lolo le dijo "ve arriba, allí está el jefe".
Lolo subió unas delgadas escaleras de hierro y abrió una elegante puerta de madera que estaba entornada. Dentro había un hombre de gran tamaño y gesto serio que lo miraba con ojos penetrantes.
- Buenas tardes. Qué desea - le dijo sin hacer el más mínimo gesto.
- Me llamo Lolo y venía por un serio problema que me aflige. No tengo sueños. Todas las personas que conozco tiene como mínimo uno y quería saber si ha habido algún error con mis sueños.
- No hace falta que te presentes. Sé quién eres y llevaba un tiempo esperando tu visita. El problema no es que no tengas sueños, es que tus sueños son demasiado valiosos y sólo tú puedes llevarlo.
- ¿Sueños valiosos?
- Sí. Tus sueños son muy especiales y son como un puzzle que se pueden juntar haciendo un sueño único e irrepetible. Si miras detrás de esa puerta, tendrás todos tus sueños formando un gran sueño.
Lolo se acercó a la puerta temblando por los nervios y la ansiedad. Abrió la puerta y al otro lado pudo ver a una muchacha de increíble belleza, con un universo encerrado en sus ojos y con la viveza que solo una gran inteligencia puede dar. Lolo sintió una conexión inmediata y por primera vez en su vida supo lo que era estar completo.
- Enhorabuena Lolo. Ahí tienes tú sueño. Ya puedes vivir en paz.
martes, 27 de octubre de 2020
El orgullo de mi corazón
Recogió lo que un día sembró. Miles de sueños de crecimiento lento pero con firmes raíces; no cualquier tormenta les afectaría.
Los acunó y los guardó aunque nadie los comprendía. Pero él sabía lo que quería y pronto, todo tendría la forma deseada. La paciencia adornó sus sentidos con un aroma a romanticismo mítico.
El día llegó y la luna, por fin, cantó. Una dulce armonía que solo su universo podía escuchar. Todo era perfecto y nada pudo detenerlo. Por fin lo efímero se volvió concreto y lo que era una deseo que apenas se esfumaba con el más leve susurro se convirtió en la mirada que tanto añoraba. Y todo se hizo cierto cuando sus brazos lo rodearon y le puso nombre a ese sentimiento que tanta cordura le había arrebatado. Amor.
lunes, 26 de octubre de 2020
Antiguos desconocidos
Cada día, Vicente realizaba el mismo camino empinado para llegar a la casa de Vanesa. Una mujer de belleza única e impresionante cuerpo que ejercía la más vieja de las profesiones.
Después del alba, Vicente se tumbaba en el sucio colchón de Vanesa y le pedía que colocase su preciosa silueta cerca de él para poder abrazarla y dejar que los sesenta minutos que había contratado pasasen sin que ninguna palabra naciese de sus labios.
Vanesa nunca le preguntó el origen de su actitud. Siempre recordaba la desconfianza tan feroz que nació en su primera visita y se preguntaba en qué momento empezó a necesitar esa hora diaria abrazada por un antiguo desconocido.
Los otoños pasaron y empezaron a pesar en los cuerpos de Vicente y Vanesa. Cada día costaba más subir la empinada cuesta y a Vanesa ya no le quedaba clientes, solo Vicente.
Un día cualquiera, Vanesa le preguntó por qué había ido cada día durante tantos años para solo abrazarla y sin decir nada. Vicente contestó:
- Un día te vi pasar por la calle y tu belleza me inundó. Miré tus ojos y allí estaba, mi media naranja. El amor de mi vida en todas y cada una de nuestras vidas. Nuestras almas se necesitan y se buscan y por eso cada día venía para saciar su sed. Nunca te dije nada porque sabía que me preguntarías cuando estuvieses preparada. He esperado muchos años este momento, pero ha merecido la pena cada uno de ellos.
Vanesa sintió como si una venda destapase sus ojos y por fin pudo ver a Vicente y ver en su interior. Tiempo más tarde, y tras varios días sin saber de ellos, encontraron a Vanesa y Vicente abrazados en la cama sin vida. Pocos años vivieron juntos, pero lo hicieron con la más intensa de las felicidades.
domingo, 25 de octubre de 2020
Fuego
sábado, 24 de octubre de 2020
Por ellos
viernes, 23 de octubre de 2020
Con mi peor enemigo
Ramón tropezó y el suelo se convirtió en un duro lecho donde su cuerpo dolorido acabó descansando. Un golpe sordo en la cabeza apagó el sol y todo se volvió de un mismo color.
Lentamente abrió los ojos y no reconoció el entorno que le rodeaba. La memoria se esfumó escondido entre el aire y sin una estrella polar que seguir empezó a divagar. Pronto se encontró con una silueta sin rostro que se convirtió en una fuente incesante de escalofríos en la espalda de Ramón. Cada paso que daba, la silueta lo imitaba, impidiendo que su camino fuese hacia delante. Ninguna solución se presentó ante él así que el instinto se volvió el capitán de la situación. Un fuerte empujón y una explosión de los músculos de sus piernas produjo una carrera que dejó atrás su problema.
Paso a paso el camino de Ramón se iba fabricando. Sin nada que le resultase familiar, solo le quedaba caminar. Pronto una sombra escudó sus espaldas y de nuevo el miedo secuestró sus ojos. La silueta sin rostro se acercó a él y otra una carrera fue el origen de la distancia. Pero esta vez no consiguió escapar y el cansancio venció; sus jadeos murieron de rodillas mirando al suelo. La silueta sin rostro permaneció inmóvil a su lado. Sin poder huir, Ramón gritó su miedo al cielo; buscó algo que arrojar, pero no había nada. La solución fue una gran ausencia que Ramón suplicó, pero no apareció.
Ramón rindió sus defensas. Erguido por el poco orgullo que le quedaba miró hacia la silueta fijamente. Se percató que el pecho lo tenía mojado pero no había llovido. La silueta seguía imitando sus pensamientos. Ramón volvió a mirarlo detenidamente y observó que el temblor se había apoderado de las manos de la silueta sin rostro. El miedo había desaparecido y Ramón quiso saber más y siguió observando. Escuchó un silbido escondido que no terminaba de ubicar. Cerró los ojos y lo encontró en el pecho de la silueta sin rostro. Ramón comprendió que no podía respirar bien, que se estaba ahogando. Un instinto protector inundó a Ramón.
- ¿De verdad no conoces a esa silueta sin rostro? - dijo una voz que retumbaba en la cabeza de Ramón.
- No - contestó sin dejar de mirarla.
- Fíjate bien. Es la parte de ti que no quieres aceptar.
- ¿Qué no quiero aceptar? No te entiendo.
- Esa silueta son tus defectos y tus miedos. Todo lo que te avergüenza de ti, todo lo que eliminarías. No tiene rostro porque no lo quieres ver, le has intentado quitar su personalidad. El pecho lo tiene mojado de sus lágrimas porque no quiere existir, pero tampoco puede evitarlo. Sus manos tiemblan porque siente tu miedo, pero no dejas que lo supere. Ese silbido que oyes es la demostración de que está agonizando porque quiere formar parte de ti, pero no puede morir. Mira bien esa silueta, si ella sufre, tú también, por mucho que pretendas huir de ella.
Ramón sintió compasión de sí mismo y abrazó a la silueta sin rostro, que se volvió efímera y desapareció entre sus brazos.
Ramón despertó de su caída y se sintió distinto. Comprendió que no podía huir de sus errores y empezó a aceptarlos. Comprendió que forman parte de él y sólo podrá superarlos si trabajas con ellos. Comprendió que ser valiente empieza por uno mismo. Ramón empezó a ser feliz.
Radiografía
Loable anarquía producida por un sinfín de maldiciones arrojadas hacia la vanidad de la mala suerte. Sin querer evitarlo se disfrazó de silencio y conquistó una isla desierta donde dejó de escuchar los improperios aullados a una luna que fue diana de sentimientos desiertos de amor.
No le bastó con un largo letargo, siempre quiso seguir latiendo. No escondió una verdad sin compasión fuertemente armada, siempre fue fiel a una esencia. No quiso más de lo que merecía, pues se convirtió en portador de luz a los rincones más oscuros. No entendió el lenguaje de la soberbia y aprendió que el amanecer es sólo una nueva oportunidad para seguir creciendo.
miércoles, 21 de octubre de 2020
Caperucita roja
Caperucita roja quiso ir a ver a su abuela a pesar de la insistencia que le hablaba de miedo, soledad en el bosque y posible tragedia. Ella era firme y valiente, alegre y segura. Nada le iba a impedir conseguir un deseo por haber nacido con un género determinado.
Caperucita roja disfrutó del paseo por el tenebroso bosque. Sorprendida por la ausencia de miedo empezó a cantar y saltar parándose en cada flor que la saludaba y disfrutando del aroma de la rica comida que llenaba su cesta.
Caperucita roja sintió un instinto negativo al llegar a casa de su abuela que le pinzaba la nuca, pero la soberbia que produce el exceso de valentía lo ahogó haciéndolo casi inaudible. Abrió la puerta y un olor distinto contaminó su sentido y fue en ese instante cuando disfrazados en la oscuridad vio unos ojos amarillos con instinto asesino que no la perdían de vista.
Caperucita roja sintió que esos eran sus últimos minutos. Miró y no encontró a su abuela y el instinto de supervivencia le gritó que corriese. Pero no lo hizo, se quedó en el mismo lugar mirando fijamente a esos ojos. Un lobo de enorme tamaño y feroces fauces emergió y se acercó a ella con la saliva colgando.
Caperucita roja ocultó su miedo y se sentó en una silla intentando inventar una salida que le permitiese continuar con vida. Volvió a mirar a aquellos amenazantes ojos y le dijo:
- Conozco cuáles son tus intenciones, pero me gustaría hacerte una oferta. Solo te pido cinco minutos. Total, no tienes nada que perder.
- Te escucho - dijo el lobo mientras no evitaba manchar el suelo con su saliva.
- Sé que es el instinto lo que te mueve. Sólo quieres comer y alimentarte y no te puedo culpar por ello, lo mismo que no culpo al cazador por matar a un animal para darle de comer a su familia. Pero quiero que pruebes lo que tengo aquí en esta cesta. Es comida que le he preparado a mi abuela y dime qué te parece - el lobo devoró con ansia la comida que le ofrecía y no pudo evitar cerrar los ojos y disfrutar de aquel manjar.
- Nunca he probado algo tan delicioso. Quiero más.
- Te ofrezco cada día un plato de este y otros manjares así de ricos. Pero para eso necesito saber que mi abuela está bien - el lobo abrió el armario que custodiaba la entrada y sacó a la abuela amordazada.
- Aquí la tienes. Sana y salva
- Dime la verdad. ¿Por qué no te la has comido?
- Me dio pena. Apenas puede andar con soltura, mucho menos correr. No quise devorar a nadie en inferioridad.
- Eres un ser bueno. Estoy convencida que solo comes por necesidad. Cada día te traeré un plato de deliciosa comida si a cambio proteges a mi abuela.
El lobo accedió y cada día comieron juntos los tres durante muchos años. Nació una hermosa amistad más allá de las apariencias y los roles, allí donde reside la esencia de lo auténtico. Eran tres almas puras compartiendo energía.
martes, 20 de octubre de 2020
Perdóname
lunes, 19 de octubre de 2020
Miedos que superar
Con la mirada buscando el oasis de sus ojos, empezó un rastreo imposible. Años de búsqueda que goteaban por la pared de su dormitorio. Secuencias de una película oscura que anhela un final feliz.
El sarcasmo jugaba con la inercia de un querer y nunca poder. Pero cada día, a la misma hora, volvía a poner en duda la eternidad de la palabra jamás y lo volvería a intentar, hasta que acabase llegando a su único destino posible.
Sacudido el polvo del sufrimiento miró atrás con una despedida enmarcada en los labios. La victoria se convierte en un dulce sentido si son grandes las cicatrices que deja.
Nunca había sentido esa plenitud. Agradeció a sus fuerzas por resistir tan firmemente. Lamió sus heridas sabiendo que eran lindos aprendizajes y saboreó cada paso que dió hasta la meta tan profundamente añorada. Lágrimas de satisfacción adornan su rostro ahora. Ya nunca volverás a caminar solo.
domingo, 18 de octubre de 2020
Egoísmo
Lucas buscó su constelación favorita y le habló. Le habló de dolor y sufrimiento. Le habló de lucha y sacrificio. Le habló de esperanzas y deseos.
La constelación, abrumada por tanta devoción, escuchó en silencio y acunó cada una de las palabras que Lucas le regalaba.
Noche tras noche Lucas era fiel a su cita y volcaba sus sentimientos en aquella constelación convirtiéndola en su mejor confidente.
Pero una noche, Lucas no apareció y la constelación se preocupó. Pero no fue la única y un goteo incesante de noches sin aparecer se sucedieron. La constelación le preguntó a la luna por Lucas, pues ella estaba más cerca y podía ver mejor.
La Luna localizó a Lucas. Lo pudo ver con un buen trabajo, casado y con hijos. La constelación sintió felicidad por saber que todos sus esfuerzos habían merecido la pena. Que había conseguido ser feliz y ella se sentía parte de esos logros. Pero lo que más le dolía era haber perdido su amistad.
Moraleja: cuando la victoria te visite y consigas grandes logros, no dejes que el egoísmo nuble tus recuerdos. Quién llora con tus tragedias también querrá reír con tus victorias.
sábado, 17 de octubre de 2020
Victoria
viernes, 16 de octubre de 2020
Amistad verdadera
El viento adivinó la tristeza que el árbol sentía, y sin mediar palabra agitó sus ramas para hacerle reír. Una dulce carcajada brotó de entre aquellas hojas y una sincera amistad surgió entre ellos.
Aquel lugar de convirtió en el sitio favorito para el viento, pero debía viajar y visitar otros lugares. Año tras año se despedían con melancolía pero sabiendo que pronto se volverían a ver.
El viento le contaba todos los sitios que visitaba, le hablaba de auroras boreales, de desiertos y lagos, de acantilados y llanuras, de montañas y volcanes. Pero su lugar favorito seguía siendo al lado de aquel árbol.
Un día, tras un largo viaje, el viento no encontró al árbol. Nervioso y sin saber qué había pasado empezó a buscar sin encontrar. Triste y desolado, el viento se iba a marchar para no volver cuando vio un árbol muy chico cerca de donde debía estar su amigo. Se acercó y le preguntó
- Hola pequeño, estaba buscando un gran árbol que se erguía justo aquí
- Era mi mamá. Me habló de tí y me dijo que volverías. Me habló de tu corazón y de lo grande que es.
-¿Y tu mamá dónde está?
- Murió. Tenía una enfermedad que la fue consumiendo poco a poco, año tras año pero me dijo que tú la hacías reír jugando entre sus ramas y que conseguía viajar contigo gracias a tu historias. Hiciste feliz a mi madre en sus últimos años y murió feliz. Me dijo que ahora podría ser libre para poder viajar contigo.
El viento, conmovido por aquellas palabras volvió a visitar aquel lugar como siempre hacía. Y a aquel pequeño árbol le contaba las maravillosas historias que su madre y él vivían recorriendo el mundo.
jueves, 15 de octubre de 2020
Entre los escombros
Hacía semanas que había caído la última bomba y el miedo a pasear entre los escombros era cada vez menor. La tristeza empezó a abrirse paso ya que la mayoría habían perdido a todos los miembros de su familia. Maldiciones hacia los dueños de aquella guerra sustituyeron a las plegarias a los dioses ignorantes.
El olor cada vez se hacía más insoportable y decidieron enterrar cuerpos que empezaban a inflamarse y así evitar plagas y enfermedades. La imagen de todos los edificios derribados dinamitaba las esperanzas de todos los supervivientes.
La comida y el agua empezaron a escasear. Apenas encontraban nada entre los cascotes y los pocos animales domésticos que habían sobrevivido ya se los habían comido. La necesidad y los nervios son malos compañeros de un viaje no escogido.
El primer asesinato no tardó en llegar. Un trozo de pan duro fue el detonante. Decidieron poner unas normas y organizarse para poder vivir mejor, ya que estaba demostrado que nadie iba a ir a ayudarles. Con fuertes sacrificios de todos y cada uno, empezaron a salir adelante.
Un día, justo en mitad de la plaza principal, un árbol frutal empezó a abrirse hueco entre toda aquella devastación. ¿Cómo podía nacer vida y abrirse camino entre todo aquel desastre? Aquel nacimiento tan débil provocó una oleada de optimismo entre los habitantes que empezaron a organizar su vida alrededor de aquel árbol.
El tiempo pasó y las dificultades se iban convirtiendo en cenizas y desapareciendo. La ciudad volvió a levantarse no sin esfuerzo, pero mucho más mejorada. Y en el centro de la plaza principal un árbol se erguía como símbolo del resurgimiento.
Moraleja: cuando más derrotado estés, cuando tú mundo haya caído y no veas más que escombro, busca una señal que te dé esperanza y te haga volver a surgir siendo mejor que antes. Pues una gran caída es el comienzo de un gran cambio.
miércoles, 14 de octubre de 2020
Constelación de caricias
Sin entonar la más sencilla de las melodías, sus miradas cantaron las más dulce canción. Sin miedo a las heridas, mostraron su piel desnuda de armaduras y comenzaron a sentir la más pura de las energías. Sin palabras suficientes para describir un sentimiento tan simple, se dijeron todo.
Una mano acaricia suavemente la espalda y no necesita más. El corazón colmado de besos que no cesan alimentan a una felicidad que triste, yacía en la esquina del olvido.
Una estrella de luz cálida asoma en el horizonte apoderándose de mis sonrisas. Una calma incómoda antes del prime beso. Una tormenta incesante que nunca acaba, gracias a Dios, nunca acaba. Y desear morir desnudo siendo el hombre más rico del mundo.
Y ahora sí, te entrego todo, mi estrella. Y ahora sí, quiero que tú sonrisa sea eterna. Y ahora sí, no busco porque encuentro. Y ahora sí, quiero el eco de un beso eterno.
martes, 13 de octubre de 2020
Cruel locura
lunes, 12 de octubre de 2020
El más sagrado de los sentimientos
domingo, 11 de octubre de 2020
Espejos
Entre dos espejos se vio atrapado y no sabía a cual mirar. En uno se reflejaba el pasado, a veces tan lejano que la memoria había olvidado esa dulce representación; otras veces más cercano, tanto que podía mostrar pocos segundos de diferencia con el presente.
El otro espejo reflejaba el futuro. Cada año más escaso, cada año menos ilusionado. Lo último que se podía ver en él era el día de su muerte. Rodeado de gente que no conocía que intentaban un imposible, veía termina su vida en la más absoluta soledad.
Sintió miedo por la fealdad del futuro y se quedó mirando al pasado. Un viejo conocido al que siempre apetecía visitar. Pero se perdió lo más importante que el futuro tenía que decirle, el camino que lo llevaba hacia esa soledad. Así que repitió cada uno de los pasos que lo llevaban hacia su muerte no deseada.
Moraleja. No siempre nos gustará, no siempre seremos valientes, pero el pasado ya está caminado y el futuro es lo único que podemos cambiar. Así que por muy feo que sea, haz lo posible por conocerlo para así poder ser dueños y señores de nuestro destino.
sábado, 10 de octubre de 2020
Historia de un tropiezo
viernes, 9 de octubre de 2020
La verdad de Lucas
jueves, 8 de octubre de 2020
Sincronizar sentimientos
Bebió del aire la libertad que sus alas exigían. Encontró en una canción los silencios que antaño recordaba. Sintió en una caricia la soledad que tanto le abrumaba. Encontró magulladuras entre sus recuerdos impolutos.
Sin palabras para describir un sentimiento tan especial, intentó explicarlo con la singularidad del alma. Pero solo unos pocos entienden ese complejo significado, así que pronto comprendió que una ligera fracción de personas sabrían leer su felicidad.
Con las manos sucias de cavar en un suelo lleno de sueños caducados, intentó olvidar quien era y de dónde venía. Soltó un suspiro al viento para que la eternidad lo tuviera en cuenta y sin embargo un segundo bastó para que todo se volviera del revés, tal y como quería.
Despídete de todo aquello que te hizo mal. Pues solo basta una suave nota de felicidad para que vuelvas a entonar lo que un día supiste que serías. Alguien a quien admirar.
miércoles, 7 de octubre de 2020
Durante el camino
En el aroma de un segundo único me perdí. Rindiendo mis alabanzas ante la esencia de mis sueños me encontrarás y nunca digas que fue crueldad lo que buscaba con mis actos. Solo es que una verdad es amada cuando es dulce lo que nos tiene que decir, mientras, es tildada de manipuladora.
Claro que me perdí. Inconcluso es un camino si en algún momento no hay que retroceder en los pensamientos. Pero siempre supe cuál era el fin, aquel que dibujé junto con las estrellas en un mar infinito de ignorancia aplaudida por el atrevimiento. La sabiduría se relame ante la soberbia del ingenuo.
Con el cielo abierto y las alas desplegadas, el miedo te encadena a tus raíces en la tierra. Tus sueños ya han partido y te esperan en ese claro, allí donde se junta el dolor y lo divino. Allí donde una mentira se rinde a la verdad y tú solo debes creer que será eterno.
martes, 6 de octubre de 2020
El altruista de luz
El altruista de luz no puede ver cómo la injusticia ejercida por la oscuridad vuelca su tiranía contra una persona inocente. Sin dudarlo dos veces, se acerca a esa persona y le habla de los días soleados que la sonrisa que ha perdido sería capaz de crearle. Sabe que no será fácil, pero a él le gustan los retos difíciles y conseguirá expulsar la tristeza de aquella mirada.
El altruista de luz a veces se sienta en un rincón a solas y se queda callado con la mirada perdida. No está triste ni ha perdido su energía. Sólo está aprendiendo de sus errores para poder volver con más sabiduría ante un reto complicado.
Al altruista de luz le gusta relatar energía positiva cuando está rodeado de niños. Ya que cuando sean mayores, la mayoría perderán parte de esa energía o aprenderán a ocultarla tras capas de lo que algunos llaman madurez. Rodeado de niños, el altruista de luz se siente entre iguales.
El altruista de luz a veces pasa sin mirar cerca de alguien con la energía deprimida. Muchos critican su comportamiento y no comprenden que no la ayude. Pero el altruista de luz conoce a la gente que es feliz en la oscuridad y solo quiere recibir atención para seguir en la misma posición. El altruista de luz sabe lo que cuesta generar energía positiva y la regalará a quien la sepa cuidar y no la use para avivar las llamas de la oscuridad.
El altruista de luz a veces baila cuando peor está la situación, o llora cuando todo es propicio para hablar de felicidad. El adjetivo loco es el que más usan para calificarlo. Pero solo los que de verdad lo conocen saben que baila para ahuyentar la energía negativa y así poder afrontar los problemas sin tener la mente contaminada. Y llora porque es feliz y sabe todo lo que ha luchado por llegar a ese punto.
lunes, 5 de octubre de 2020
La maldición
Laura no podía imaginar que aquella ciudad fuese tan grande. Nunca había visto tanta gente al mismo tiempo y una sensación de nerviosismo se instaló en su cuerpo. Su primer trabajo después de terminar una dura carrera la habían llevado hasta allí. No iba a desaprovechar esta oportunidad.
Vio algo distinto en la persona que le alquiló el piso. Un hombre recientemente jubilado pero que aparentaba muchos más años, hablaba sin mirar a los ojos y siempre parecía estar alertar. Pero tan emocionada como estaba, Laura contestó que se quedaba con el piso.
Pronto empezaron los escalofríos en mitad de la noche. Laura era una persona racional y siempre había una respuesta lógica. Una noche un fuerte ruido asustó a Laura y corriendo empezó a buscar el origen del estruendo. Cuando llegó al salón, vio que la TV se había caído al suelo rompiéndose la pantalla en mil pedazos. Lamentando su mala suerte, la volvió a colocar en su sitio y siguió durmiendo. Pero pocos minutos después, otros estruendo a los pies de su cama la despertó, un grito se le escapó mientras rauda encendía la luz. El horror se dibujó en su rostro cuando vio la TV tirada en el suelo de su dormitorio. Sin encontrar respuesta a cómo había llegado hasta allí, no pudo volver a dormirse.
A la mañana siguiente bajó para hablar con el vecino para explicarle los sonidos en mitad de la noche. No le quiso abrir la puerta y ahí fue cuando Laura se dio cuenta de que sus vecinos también esquivaban la mirada y huían de ella. Las siguientes noches, Laura sentía que no descansaba. A veces se levantaba con dolor de cuerpo y con cara de haber estado toda la noche de fiesta.
Al mes de estar allí. Otro espantoso ruido la despertó. Rauda, se presentó en el origen del ruido y pudo ver cómo el grifo abierto de la bañera estaba metido en el armario de sus objetos de aseo y lo estaba empapando todo. Corriendo lo cerró y tardó un rato en reaccionar intentando buscar una solución a aquel fenómeno. Otra noche sin dormir.
Cada vez más cansada y con su energía cada vez más oscura, Laura empezó a plantearse dejar el trabajo y volver a su casa. Pero nunca se rendía y no quería abandonar su sueño de adolescente después de tanto luchar por él. Al tercer mes de estar allí, por fin se cruzó con una vecina en el ascensor. Una mujer mayor con dificultades para moverse. Laura la saludo con toda la simpatía que podía albergar, pero la anciana esquivaba sus ojos con un poso de culpabilidad. Sin obtener ni un "buenos días", Laura sintió rabia por su actitud, por lo que dijo "menudos modales" en voz más alta de lo que ella esperaba. El ascensor se paró en la planta de la anciana que procedió a salir. Pero justo antes de cerrar la puerta, le dijo "chiquilla, por tu salud, es mejor que te vayas de ese piso" y cerró.
Laura decidió poner cámaras de vigilancia y así poder descubrir qué demonios ocurría en su piso. Varias noches después, la luz de cocina la despertó y, sin saber cómo había llegado hasta allí, se descubrió con un cuchillo de grandes dimensiones en las manos. Lo tiró al suelo asustada y se dio cuenta de que tenía las manos y los brazos llenos de cortes. La sangre le goteaba muy abundantemente. Sin un botiquín al que acceder, salió corriendo al piso de la anciana la cual abrió enseguida. Al verla llena de sangre y tan asustada, accedió a curarla. Laura no paraba de llorar sin comprender lo que había pasado, quién le había hecho esos cortes. La anciana no pronunció palabra mientras curaba sus heridas. Una vez hubo terminado la anciana dijo "te tienes que ir", Laura quería quedarse a dormir esa noche allí con ella. Pero obtuvo un rotundo "no" como respuesta. Laura se volvió a su piso y pensó en revisar las grabaciones de las cámaras para descubrir la verdad. Pero solo se vio a ella paseando por toda la casa sin descanso, lo que explicaba que se levantase con dolor de cuerpo. Hasta que entró en la cocina, cogió un cuchillo y empezó a hacerse cortes en los brazos y en las manos. Momento en el que se despertó.
A la mañana siguiente, volvió al piso de la anciana. Ésta, al ver que era ella, intentó cerrar la puerta pero Laura se lo impidió y le dijo "no me voy a ir de aquí hasta que no me diga lo que sabe, porque es evidente que todos saben algo". La anciana la dejó pasar y le dijo que se sentase mientras preparaba una café.
- Hace muchos años - dijo la anciana mirando a Laura por primera vez a los ojos - estrenamos estos pisos 20 parejas de jóvenes. Éramos muy inocentes y llenos de energía. Pero pronto empezamos a escuchar peleas y discusiones de la pareja que vivía en tu piso. Él solía beber al salir del trabajo y se ponía violento, y cada noche le pegaba una paliza a su mujer. Eran otros tiempos y nosotros no dijimos nada a nadie, solo empezamos a esquivar a la pareja. Él le tiraba a ella lo primero que tenía a mano, la TV, el grifo de la ducha... Hasta que un día cogió un cuchillo de cocina y la apuñaló varias veces. Ella corrió para pedirnos ayuda, pero nadie le abrimos la puerta y murió desangrada en la salida del edificio. Desde entonces hay una maldición en este bloque. Tu piso debe estar ocupado por alguien para que aquella muchacha sacie su sed de venganza. Sino, nos hace la vida imposible al resto de los vecinos. Así que preciosa niña. Huye ahora que tienes tiempo, no lo pienses. Deja todo lo que hay dentro y corre, ya han empezado los cortes en los brazos, no tardará mucho... - la anciana dejó de hablar y sin dudarlo dos veces se tiró por la ventana acabando así con años de reprimir un secreto incómodo.
Laura volvió a su pueblo dejando atrás la pesadilla que había vivido. Una sensación de paz visitó sus sueños la primera noche que durmió en su cama... Hasta que se despertó por la luz de la cocina, solo le dio tiempo a ver cómo ella misma se clavaba un cuchillo partiendo su corazón en dos y muriendo en el acto.
domingo, 4 de octubre de 2020
Fábrica de sueños
En la tierra donde planté mis deseos, unos frutos han nacido. Tímidos y escasos, apenas querían asomar regados por las diminutas lágrimas del sacrificio, expuesto a los sabores del trabajo bien hecho. El orgullo empaña mi mirada que no deja indiferente a mi alma. Sé que puedo, siento que puedo.
Chasquido de dedos entonando una alegre canción que no sabía. Las tristes nubes han viajado y descubren en mi cielo una gran gama de colores cálidos que me invitan a volar, a surcar, a crear sueños nuevos.
Siento la intromisión de una ilusión nueva. La calma de la experiencia la tranquiliza y le enseña el verbo reflexionar. Trabajando juntos ocupará un sincero puesto en mi sala de espectativas. Quiero que se convierta en realidad, lucho por hacerla real. Y mientras, sigo fabricando sueños.
sábado, 3 de octubre de 2020
La llave a tu universo
Marta era una niña que se había criado valorando solo lo material. Cuanto más y más caro mejor. Apenas jugaba con sus juguetes por no estropearlos y así poder presumir ante sus amigos de la colección tan perfecta que tenía.
Su abuelo, cansado de ver todo lo que su nieta se estaba perdiendo, se la llevó una tarde de lluvia a saltar en los charcos. ¿A que niña no le iba a gustar eso? Marta puso cara de asco y se negó a manchar sus botas de agua de una prestigiosa firma. En otra ocasión, su abuelo le regaló una enorme y preciosa casa de muñecas hecha con sus propias manos. No le faltaba detalle y hasta hizo algunos muebles él mismo. Marta le pidió el ticket para ver lo que había costado. Al no tenerlo guardó la casa en el garaje junto con los trastos viejos.
El día más esperado para Marta era el de su cumpleaños. Habría muchos regalos y todos para ella. Esa mañana, su abuelo la llamó y le dijo que tenía el mejor regalo que nunca podría imaginar, pero que si lo quería debía ir a su casa a recogerlo. Marta acudió rauda y por el camino iba divagando sobre qué podría ser.
Nada más llegar a casa de su abuelo, éste la sentó en una mesa y fue a buscar el regalo. Le entregó una caja pequeña envuelta con un elegante papel de regalo y un precioso lazo rosa. Marta tenía la certeza de que era una joya y con mucho ímpetu lo abrió. A Marta le dieron ganas de llorar cuando vio un simple lápiz dentro de aquella preciosa caja. Reprimiendo las lágrimas, miró a su abuelo y le preguntó si era una broma, a lo que su abuelo respondió.
- No es una broma cariño. Este lápiz es el regalo más maravilloso del mundo. En su interior está escondido todo lo que puedas imaginar. Es la unión entre tú imaginación y el mundo real y solo debes aprender a usarlo.
- Es un simple lápiz, ¿Como puede hacer todo eso?
- Te lo voy a demostrar. Coge un folio de esa mesa y ahora voy a dibujar un perro con cola de sirena, lengua de serpiente y alas en vez de manos. Aquí lo tienes - los dos empezaron a reír al ver el resultado.
- Ahora yo. Voy a dibujar un delfín con trompa de elefante, joroba de camello y barba de rey mago - ambos se estaban divirtiendo mucho e hicieron varios dibujos. No paraban de reír.
- Pero esto no vale solo para reír. También vale para atar tus sentimientos más tristes y sacarlos fuera de ti para sentirte mejor. O para que tus pensamientos más alegres tomen forma.
- ¿Cómo?
- Voy a escribir cómo me sentí el día que murió la abuela. Lo escribo todo sin pensar. Dejo que el lápiz conecte conmigo y escribo y escribo y aquí tienes. Éste es el resultado - Marta leyó lo que había escrito el abuelo y no paró de llorar hasta que no terminó de leer - ¿Quieres probar tú?
Marta escribió sin pensar varias líneas y al terminar, lo leyó. Se sorprendió al ver que bonitas eran sus palabras. Luego escribieron chistes y locuras que se le ocurrían. Guiones de cine y obras de teatro para luego jugar con sus muñecos. Una mañana maravillosa.
Al finalizar el día. Marta se acostó recordando todos los regalos que le habían hecho. Miles de euros adornaban ahora las paredes de su dormitorio. Pero sin duda, el regalo más maravilloso que nunca había recibido era un lápiz con el que poder hacer realidad su imaginación.
viernes, 2 de octubre de 2020
Mi fiera
Insolentes sábanas que cubrían sin consuelo la silueta perfecta de su cuerpo. Encendía mis desvelos al ver moverse suavemente el origen de mis anhelos. Sin paciencia ni remordimiento inicié la reconquista.
Con el sigilo descubriendo mis movimientos, encendí la vela de mis deseo al posar mis labios con tus labios. Pupilas dilatadas, músculos en tensión y tu cuerpo recibiendo mi cuerpo.
Miradas encontradas sin un pestañeo. Aromas familiares que hablan de deseos. Sin distancia entre nuestros cuerpos, iniciamos un baile sin música pero rebosante de sentimientos.
Al final de tus gemidos me encontrarás, entre tus placeres me he ocultado y alternamos el egoísmo con el hedonismo. Sabiendo perfectamente que fibra tocar, hablamos el lenguaje del deseo.
Y domas mi fiera con caricias de saliva. Te entrego mis puntos débiles y no conoces la piedad. Suplico clemencia y te vuelves mi verdugo.
En un abrazo ha terminado todo. Solo los besos rompen el silencio que la noche nos regala. Vuelves a tapar tu cuerpo con las insolentes sábanas. Vuelvo a abrazarte para sentir que somos uno con distintos cuerpos.
jueves, 1 de octubre de 2020
El coche de juguete
Alberto era un niño muy cariñoso y extrovertido. Siempre inventado juegos, animaba a todos los que le rodeaban a jugar y divertirse con él. La alegría tenía su rostro.
Su mayor devoción era su padre. La persona más fuerte y valiente, según Alberto. Siempre a la misma hora, Alberto esperaba impaciente a que su padre llegase de trabajar para jugar un rato con él antes de cenar. Concursos, gymkanas, bailes... Todo valía en su fantástico mundo de juegos. Pero tenían uno favorito. Un día, su padre cogió un coche de juguete y lo escondió. Alberto tenía que encontrarlo y volverlo a esconder para que su padre lo buscase. Quién tardase menos días en encontrarlo, ganaba.
Cierto día, Alberto vio a su madre llorar y sintió miedo. Nunca la había visto así y no sabía qué hacer. Mucha gente empezó a llegar a su casa. Su abuelo llegó con una mirada extraña, lo abrazó apretando más de lo normal y le dijo "vamos a tu cuarto a jugar". Pero Alberto no quería jugar. Permanecieron los dos sentados en el filo de la cama, mirando al vacío mientras escuchaban los llantos de su madre al otro lado de la pared.
Alberto salió de la habitación y se cruzó con su madre por el pasillo. "Mamá, ¿Qué ocurre?" Preguntó Alberto mientras su madre apenas lo miraba. Sin darse cuenta, ya era la hora de llegar de su padre y se acercó a la puerta de entrada. Al acercarse, su padre ya estaba esperándolo.
- Papá, papá. Qué alegría verte. Mira cuánta gente ha venido hoy
- Ya veo hijo mío.
- ¿Qué le pasa a mamá? No ha dejado de llorar y no me quiere decir qué le pasa.
- No se lo tengas en cuenta. Ha pasado una cosa y ahora mismo siente mucho dolor. Alberto, tengo que hablar contigo - le dijo su padre mientras se colocaba a la altura de sus ojos y lo cogía por los hombros - debes ser un niño muy fuerte, mamá te va a necesitar y debes ser su apoyo incondicional, pase lo que pase. Ella también será el tuyo.
- Papá. Me estás asustando.
- No tengas miedo hijo mío. Mira, aquí tienes el coche con el que jugamos. Úsalo cada vez que necesites recordarme o sentirme cerca. Siempre voy a cuidarte. Sé valiente y honesto. Que no te dé miedo llorar, olvídate de esas tonterías de que los niños no lloran y pórtate bien con mamá. Recuerda que ella siempre va a querer lo mejor para ti. Ahora me tengo que ir, recuerda que te quiero como nunca he querido a nadie. Gracias por haberme hecho sentir tan pleno. Y regálame una última sonrisa.
Alberto sintió el abrazo de su padre durante unos segundos. cuando abrió los ojos ya había desaparecido. En ese momento su madre lo llamó fingiendo entereza. Arropada por los abuelos cogió a Alberto de las manos y le dijo.
- Alberto hijo mío, ha ocurrido una cosa muy grave - las lágrimas ahogaron su voz - papá ha salido esta mañana a trabajar y ha sufrido un accidente. No va a volver nunca más...
Alberto y su madre se fundieron en un abrazo inundado de lágrimas sin saber que su padre los miraba desde el otro lado de la vida. Ese día, Alberto se despidió de la niñez apretando un coche de juguete entre sus manos.