lunes, 19 de octubre de 2020

Miedos que superar

 Con la mirada buscando el oasis de sus ojos, empezó un rastreo imposible. Años de búsqueda que goteaban por la pared de su dormitorio. Secuencias de una película oscura que anhela un final feliz. 

El sarcasmo jugaba con la inercia de un querer y nunca poder. Pero cada día, a la misma hora, volvía a poner en duda la eternidad de la palabra jamás y lo volvería a intentar, hasta que acabase llegando a su único destino posible.

Sacudido el polvo del sufrimiento miró atrás con una despedida enmarcada en los labios. La victoria se convierte en un dulce sentido si son grandes las cicatrices que deja.

Nunca había sentido esa plenitud. Agradeció a sus fuerzas por resistir tan firmemente. Lamió sus heridas sabiendo que eran lindos aprendizajes y saboreó cada paso que dió hasta la meta tan profundamente añorada. Lágrimas de satisfacción adornan su rostro ahora. Ya nunca volverás a caminar solo. 



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