Lucas buscó su constelación favorita y le habló. Le habló de dolor y sufrimiento. Le habló de lucha y sacrificio. Le habló de esperanzas y deseos.
La constelación, abrumada por tanta devoción, escuchó en silencio y acunó cada una de las palabras que Lucas le regalaba.
Noche tras noche Lucas era fiel a su cita y volcaba sus sentimientos en aquella constelación convirtiéndola en su mejor confidente.
Pero una noche, Lucas no apareció y la constelación se preocupó. Pero no fue la única y un goteo incesante de noches sin aparecer se sucedieron. La constelación le preguntó a la luna por Lucas, pues ella estaba más cerca y podía ver mejor.
La Luna localizó a Lucas. Lo pudo ver con un buen trabajo, casado y con hijos. La constelación sintió felicidad por saber que todos sus esfuerzos habían merecido la pena. Que había conseguido ser feliz y ella se sentía parte de esos logros. Pero lo que más le dolía era haber perdido su amistad.
Moraleja: cuando la victoria te visite y consigas grandes logros, no dejes que el egoísmo nuble tus recuerdos. Quién llora con tus tragedias también querrá reír con tus victorias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario