martes, 27 de octubre de 2020

El orgullo de mi corazón

 Recogió lo que un día sembró. Miles de sueños de crecimiento lento pero con firmes raíces; no cualquier tormenta les afectaría. 

Los acunó y los guardó aunque nadie los comprendía. Pero él sabía lo que quería y pronto, todo tendría la forma deseada. La paciencia adornó sus sentidos con un aroma a romanticismo mítico.  

El día llegó y la luna, por fin, cantó. Una dulce armonía que solo su universo podía escuchar. Todo era perfecto y nada pudo detenerlo. Por fin lo efímero se volvió concreto y lo que era una deseo que apenas se esfumaba con el más leve susurro se convirtió en la mirada que tanto añoraba. Y todo se hizo cierto cuando sus brazos lo rodearon y le puso nombre a ese sentimiento que tanta cordura le había arrebatado. Amor.



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