martes, 20 de octubre de 2020

Perdóname

Me alimento de la alegría de tu sonrisa que como un cascabel inunda las cuatro paredes de luz. Tu menudo cuerpo, siempre en movimiento, reclama mi presencia para visitar las travesuras que excuso con tu inocencia. Pero tu risa pícara me demuestra que sabes más de lo que mi imaginación puede albergar.

Segundo tras segundo me regalas momentos maravillosos que jamás quiero olvidar. Te nombro rey de mi reino y me encanta verte mandar. Diminuto cuerpo con un gran genio que impone su voluntad siempre que puede, siempre que quiere.

Jugamos y jugamos y nunca nos cansamos. El más simple de los objetos es un gran tesoro que escondemos en el desconocido territorio que hay tras el sofá. Te hago reír y me regalas tu alegría. Te cojo en brazos y tu frente encuentra refugio en mi cuello. Intentas devolverme los besos y consigo un reguero de saliva en mi mejilla que no cambiaría por nada de este mundo. Perdona que te acaricie tanto mientras duermes, es mi momento favorito de la semana. 

Y llega la hora, maldita hora. Me subo al coche y tu felicidad desaparece. Mis palabras te hablan de alegría, pero mis ojos enmudecen. Te abrazo y no me quieres soltar. Te beso y guardo mi corazón entre tu piel. Tu rostro inexpresivo no comprende por qué me voy y por un diminuto espejo miro tu rostro al verme partir. Escucho el crujido de mi corazón al tener que alejarme de ti. Instantes tiránicos que se vuelven eternos y que se clavan tan profundos. Pero cada segundo que pasa me vuelve a acercar a ti de nuevo. A tu risa, a tu alegría, a mi corazón. Pronto regresaré a ti, pronto te volveré a decir "te quiero"


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