domingo, 25 de octubre de 2020

Fuego

Miró su silueta tumbada en aquel viejo colchón iluminada por las llamas del fuego y sintió cómo el calor escalaba por su interior hasta llegar a inundarlo completamente. 

Se acercó a ella lentamente y una lluvia de suaves besos lo recibió amorosamente. Pero en ese momento, el instinto ocultó al amor en una rincón inaccesible y el deseo secuestró sus ojos iniciando la conquista de la perfección que yacía tumbada frente a él.

Intensos cruces de lenguas y manos expeditivas iniciaron un camino sin retorno. Miradas fijas, respiraciones profundas. Se sentían deseados sin poder evitar morir en el deseo. 

Lentamente se fue abriendo paso en ella. Coros de gemidos sin disimular demostraban un universo de placeres a los que se rindieron sin resistencia. Una y otra vez.

Necesitaban sentirse abrazados para completar un placer infinito. Necesitaban separarse para poder verse en su esplendor. Movidos por la incoherencia del deseo pasaron las horas hasta que el final los visitó y murió en sus labios. El fuego sigue ardiendo, alumbrando dos cuerpos que ahora se necesitan querer. 


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