martes, 6 de octubre de 2020

El altruista de luz

 El altruista de luz no puede ver cómo la injusticia ejercida por la oscuridad vuelca su tiranía contra una persona inocente.  Sin dudarlo dos veces, se acerca a esa persona y le habla de los días soleados que la sonrisa que ha perdido sería capaz de crearle. Sabe que no será fácil, pero a él le gustan los retos difíciles y conseguirá expulsar la tristeza de aquella mirada. 


El altruista de luz a veces se sienta en un rincón a solas y se queda callado con la mirada perdida. No está triste ni ha perdido su energía. Sólo está aprendiendo de sus errores para poder volver con más sabiduría ante un reto complicado.


Al altruista de luz le gusta relatar energía positiva cuando está rodeado de niños. Ya que cuando sean mayores, la mayoría perderán parte de esa energía o aprenderán a ocultarla tras capas de lo que algunos llaman madurez. Rodeado de niños, el altruista de luz se siente entre iguales.


El altruista de luz a veces pasa sin mirar cerca de alguien con la energía deprimida. Muchos critican su comportamiento y no comprenden que no la ayude. Pero el altruista de luz conoce a la gente que es feliz en la oscuridad y solo quiere recibir atención para seguir en la misma posición. El altruista de luz sabe lo que cuesta generar energía positiva y la regalará a quien la sepa cuidar y no la use para avivar las llamas de la oscuridad.


El altruista de luz a veces baila cuando peor está la situación, o llora cuando todo es propicio para hablar de felicidad. El adjetivo loco es el que más usan para calificarlo. Pero solo los que de verdad lo conocen saben que baila para ahuyentar la energía negativa y así poder afrontar los problemas sin tener la mente contaminada. Y llora porque es feliz y sabe todo lo que ha luchado por llegar a ese punto. 



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