En la tierra donde planté mis deseos, unos frutos han nacido. Tímidos y escasos, apenas querían asomar regados por las diminutas lágrimas del sacrificio, expuesto a los sabores del trabajo bien hecho. El orgullo empaña mi mirada que no deja indiferente a mi alma. Sé que puedo, siento que puedo.
Chasquido de dedos entonando una alegre canción que no sabía. Las tristes nubes han viajado y descubren en mi cielo una gran gama de colores cálidos que me invitan a volar, a surcar, a crear sueños nuevos.
Siento la intromisión de una ilusión nueva. La calma de la experiencia la tranquiliza y le enseña el verbo reflexionar. Trabajando juntos ocupará un sincero puesto en mi sala de espectativas. Quiero que se convierta en realidad, lucho por hacerla real. Y mientras, sigo fabricando sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario